Estuvimos en un recital de la cantante y compartimos luego una cálida entrevista. En la charla nos habla de la adolescencia, de su carrera “aún en camino” y de sus esperanzas en que –a pesar de todo- el mundo pueda mejorar.
MARILINA: “EL CAMBIO ESTÁ DENTRO DE CADA UNO”
Son las siete de la tarde y Marilina ensaya sentada en un banquito alto de madera. Una radio graba el ensayo. Su manager, parada al costado, sola, observa atenta cada movimiento, cada palabra… Son varios los jóvenes que, tentados por la voz, se van acercando a este boliche de Federico Lacroze en una tardecita de otoño tan buena para el afecto. Pocas horas después empieza el recital. Las más fans no dejan de mirar la puerta por la que entrará Marilina, y no alcanzó a pasar que empezaron los alaridos: ¡Ídola! ¡Ídola!
Ángel Mahler, el músico de primera la acompaña con el super sintetizador, ya estaba en su puesto de lucha preparado para lanzar rayos de luz. Los dos iluminados por enormes spots rojos, parecían extraídos de un cuento de Bradbury en medio de Marte. Ángel Mahler es el responsable de todos los arreglos más la coproducción del disco. Inicia el concierto con “Otra vez”, el tema del trapecista que tanto les gusta a las y las seguidores de Ross.
Cuando habla hacia la platea lo hace como si estuviera en el living de su casa… tranqui… con total naturalidad. Anuncia que, como sucede en la vida, este recital tendrá tres bloques: vida-amor-muerte. Tríada que actuará como columna vertebral de todas sus canciones. Payaso del amanecer; puente invisible; a ver si es tan difícil eso de morir y el tema al padre se suceden con ovaciones mediante y gritos de los más jóvenes que por momentos pareciera que quisieran subirse al escenario…
Ángel Mahler hace un solo con su super instrumento que guarda en su corazón, voces, percusión, saxo, violines, teclados, guitarras, bajos y lo que se te ocurra. En su “réquiem para un amigo muerto” llamado –simplemente- “duelo” Mahler llega a ecualizar nuestro aliento. Casi nadie respira durante el tiempo que dura el vuelo al que nos somete. Marilina vuelve y aplaude a “su ángel”. Dice que es increíble cómo él puede ser capaz de dar tanto amor y los aplausos suyos se funden con los de la gente que desde las mesas y la barra ahora le grita “Ídolo” a Mahler…
Marilina vuelve a la carga con sus temas, con su voz ronquita que en las canciones de amor se pone absolutamente sensual. En “Solo setenta” le canta a una pareja de viejitos que toman un vermouth en un bar en el que ella está sentada. Los ve comer una aceituna. Deben tener setenta años. Él la mira seductor y baja la mirada. Se pone colorada… Marilina dice que eso es vida, que no se puede creer tanto amor como si fueran dos adolescentes! Y dice que ella, en el mismo bar, se emocionó con los dos y por un momento advirtió que nadie más que la pareja de viejitos estaba allí. Ella toda coqueta, él todo seductor, amándose con tanta sensualidad…
En el intervalo los periodistas subían y bajaban la escalera que va al camarín. Algunas parejas salían para besarse sin tanta gente. Una niña se va a sentar en una silla del fondo con tanta mala suerte que se cae al piso y justo llega su príncipe para salvarla del papelón… los dos se ríen. Las mozas van y vienen con jugos de ananá, ron whisky y gaseosas mientras Marilina atiende a una cola de gente que quiere hablarle. Cuando baja, al pie de la escalera, la esperan para que firme autógrafos. Segunda vuelta y arranca un rock sobre el basurero nuclear de Chubut. En una mesa alguien comenta: “¿sabés que este rock, en el sur, lo cantan como un himno?” y Marilina grita, con ironía que estamos encantados “en tener un basurero porque seremos los primeros en el mundo en explotar”. Cuando canta “aunque no lo veamos, el sol siempre está” dirigió a sus fans que hacían el coro interminable hasta que ella dice “Última vez” y pasa a un tango. Canta un tango, un tango divertido, lleno de ironías sobre el hombre fuerte y la mujer que lo sigue, la gente se ríe. Después otro sobre la mentira y los que arrasan con todo, siempre en tono irónico que mantuvo copado a todo el mundo… para volver a su tema sobre la danza.
En el horóscopo chino Marilina es Cabra, como Miguel de Cervantes, Mark Twain, Paul Valery, Marcel Proust, Franz Kafka, George Harrison, James Dean y el fabuloso Groucho (además de Búster Keaton y Verónica Lake…) Las cabras de febrero, como Marilina, ejercen un especial interés hacia quienes les rodean, son soñadoras e imaginativas… Pero vamos a ver qué dice esta señora enamorada del trapecista que en algún rincón de nuestro corazón todos tenemos… En una noche del otoño porteño Tu revista se encontró con ella y éste fue el diálogo:
El tema es la adolescencia, Marilina. Desde donde vos quieras…
Yo apenas puedo conmigo, me cuesta mucho dar una charla hacia alguien que está bastante lejos de mí. La adolescencia la dejé atrás hace mucho tiempo. Además la adolescencia actual es distinta a la que yo viví. Es otro tiempo histórico… está todo mucho más rápido, más acelerado, es mucho más difícil vivir en este momento la adolescencia. Sin embargo creo que los problemas que viven son los mismos problemas del ser humano, en general. Aunque seamos grandes, seguimos adoleciendo, como los adolescentes, seguimos “carentes de”.
¿Qué es lo que falta?
Falta búsqueda hacia adentro, hacia el origen, hacia la esencia de nosotros. Estamos totalmente influenciados por el afuera, por la educación, por lo que se espera de nosotros. Eso pasa en la adolescencia y sigue pasando después también, a pesar de que los mayores se dicen mayores, siguen cumpliendo los deseos de los demás, en definitiva. Ya sea los deseos de una sociedad, de tus padres, del maestro, del patrón o del presidente de los dos mundos del planeta.
Algo así como un molde que nos encasilla…
Sí. Es eso.
¿Cuándo zafaste de esa estructura rígida que nos quieren imponer?
Yo no zafé de eso.
Pero no cumpliste con lo que la sociedad esperaba desde su molde.
Al menos tomé conciencia. Y a partir de allí hago lo que quiero.
¿Y no es zafar, hacer lo que querés?
Claro, en general no te lo permiten… es cierto. Y a veces cuesta mucho hacer lo que querés… pero no creo que haya llegadoa ningún punto. En todo caso estoy en camino “hacia”. Pero no llegué a ningún lugar.
¿Qué le decís a una chica que quiera cantar como vos?
Es que yo ahí era joven, ya no era adolescente. En la adolescencia hay un montón de energía, de rebeldías que si no se canalizan en algo se enquistan adentro. Esto es una cuestión hasta biológica. Y hay quienes se pinchan y hay quienes tratan de hacer un mundo un poco mejor. Creo que la juventud está dividida en estos dos grandes bloques: entre los “reventados”, que ya no creen en nada; y los que están buscando y aprendiendo con esperanza, a pesar de todo… Creo que un buen punto de partida es entender que si todo está mal tenemos que cambiarlo, no ser escépticos… Y la era de Acuario, que está entrando va a cambiar bastante todo, y el que no se adapta a ese cambio, a esa circunstancia, quedará muy atrás. Valores que tenemos hasta hoy como válidos quedarán caducos y van a aparecer otros y habrá que adaptarse a eso y el que no “una prenda tendrá”! La era de Acuario se aproxima…
Hace un ratito vos me decías que la adolescencia tuya fue muy distinta de la que viven los jóvenes hoy. ¿En qué, fundamentalmente, podés definir este cambio de época?
El camino está adentro de cada uno. Cada uno tiene que preguntarse cómo quiere vivir y empezar a realizarlo. Desde lo chiquito, desde su familia, sus amigos, se realiza el verdadero cambio, no viene por decreto desde afuera. Tiene que ser desde adentro para que sea un cambio profundo. Todos podemos ver qué es lo que verdaderamente queremos hacer en la vida y empezar a buscar el camino para llegar… No tiene que ser un privilegio de pocos. Desde allí, desde el interior de cada uno, se genera el cambio real.
Hay mucha gente esperándote fuera del camarín… Otro día seguimos charlando. Por hoy te decimos gracias y hasta luego.
Gracias a vos y hasta pronto.
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