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Estamos juntas y el sueño ya está en marcha


“Estamos juntas y el sueño ya está en marcha”

Se presentan las dos, Sandra y Marilina, en el Teatro Maipo. Para la Mihanovich, "Compartir el escenario con ella es un lujo muy grande porque la admiré toda mi vida". Y la Ross responde: "Es la mejor intérprete de la Argentina". Además de sus actuaciones, hablan del exilio, de la situación actual, de la nueva camada de músicos y de la esperanza que no hay que perder: "Hay que tratar de ser felices, ése es el objetivo de todo ser humano".


Por: I. S.
Fotos: MARISA MÁRQUEZ

Si bien en algunas oportunidades compartieron un escenario por diversas invitaciones, nunca habían protagonizado un espectáculo juntas, y el hecho de poder vivir esta “aventura” en tiempos difíciles las emociona de una manera muy especial. Mientras se intercambian elogios constantemente, Marilina Ross y Sandra Mihanovichcontinúan disfrutando de “Un lugar, un sueño”, el proyecto con el cual van a despedir el año y recibir el 2002, con la ilusión de ayudar a la gente a recuperar la música nacional que, en el último tiempo, quedó un poco en el olvido. Además, guardan un tiempo para reflexionar sobre la realidad del país, el mundo y algunos aspectos de nuestra cultura que no son tenidos en cuenta.

-¿Cómo nació y qué sienten siendo parte de este espectáculo?

(Marilina Ross) –Fue una idea de Lino Patalano, que maneja el teatro Maipo. Una noche se encontró con Sandra, que había ido a ver a Julio Bocca, y le propuso hacer algo conmigo. A los dos minutos sonó el teléfono de mi casa y dije: “Sí, me muero de ganas”. Es un espectáculo en el cual estamos entrelazadas y compartimos nuestras canciones mutuamente, pero para mí va más allá, porque cuando la escucho cantar a Sandra se me cae la baba. Es un genio recreando y vistiendo las canciones, por lo que no tengo dudas de que es la mejor intérprete de la Argentina. Oír mis temas cantados por ella es un placer, ya que cuando lo hago yo las destruyo.

(Sandra Mihanovich) –Epa… ¿Me tengo que hacer cargo de las cosas que esta mujer dice? Lo hace porque hay un feeling en común. Para mí cantar es como respirar y lo vivo con gran intensidad, porque lo siento como un privilegio. Cuando agarro una guitarra y me pongo a tocar me convierto en la persona más feliz del mundo.

-Debe ser impresionante compartir este sueño con alguien que te elogia de esta manera y que fue como un espejo para vos…

(S. M.) –Estar en el escenario con ella es un lujo muy grande y un honor, porque la admiré durante toda mi vida. Es una persona que fue capaz de hacernos sentir a los argentinos un montón de cosas y eso es muy valorable. Siempre recuerdo con mucha emoción la primera vez que la vi, cuando organizó una reunión tras su vuelta del exilio. A partir de ese momento empecé a disfrutarla personalmente, porque siempre percibí que era una mujer muy cálida.



-Hablando del exilio, Marilina, ¿qué les dirías a quienes hoy en día quieren abandonar el país debido al “golpe económico” que nos azota?

(M. R.) –Personalmente ni pienso en irme de la Argentina. Me di cuenta de que estando fuera de mi tierra no puedo sobrevivir. La próxima vez seré la última en irme y cuando se vayan todos apagaré la luz. Ése es mi consejo, pero los demás que hagan lo que quieran o, mejor dicho, lo que puedan.

-¿A pesar de que acá las cosas no estén bien ni en el plano musical?

(M. R.) –Mi sitio es éste y lo tengo clarísimo. No me quiero ir ni de vacaciones, a tal punto que en el programa de Susana me gané un viaje y lo cambié por un televisor.

-Pero el actual es un momento difícil y también en lo que respecta a la cultura…

(M. R.) –Es verdad, lamentablemente no estamos viviendo una etapa de esplendor musical y no son muchos los que dicen las cosas que piensan, como fue en el ’82 con las Malvinas de por medio. Es lamentable tener que depender de una guerra para que esto suceda y deberíamos haber aprendido a no necesitar que muera gente para que se pueda cantar en castellano. Evidentemente los argentinos no somos libres.

-¿Hay alguien para rescatar?

(M. R.) –Sí, claro, Alejando Lerner, León Gieco, Víctor Heredia, con ellos me siento muy identificada.

-¿Y de la nueva camada?

(M. R.) –Me gustan algunas cosas de los Caballeros de la Quema y de los Ratones Paranoicos.

-¿Cómo hicieron para poner en marcha este emprendimiento en una época tan complicada?

(S. M.) –Se logra a partir de las ganas y del encuentro de esas cosas que uno quiere. Es necesario recuperar lo que nos junta con los demás y es positivo. Si no formamos equipos no ganamos ningún partido y ni salimos a jugarlo.

-¿Es difícil competir con un mercado que apunta al consumo de productos que llegan desde afuera y que no tienen tanto tiempo de elaboración, los llamados éxitos pasajeros?

(S. M.) –Las modas son las modas, existen y tienen validez, pero la historia y las identidades no se pueden olvidar tan fácilmente. La música va formando parte de la historia de cada uno de nosotros y eso no está programado por nadie.

-¿Pero quién tiene la culpa de que nuestra música haya quedado tan relegada en los últimos años?

(S. M.) –Culpa es una palabra que me parece horrible, la sacaría del diccionario. Si bien es importante que se haga cargo quien deba, vivimos en una sociedad comercial, aunque tarde o temprano las cosas se van equilibrando y permiten que resurja eso que quedó marcado con el tiempo. Hacemos mil cagadas, pero a su vez las compensamos con otras cosas.

-El olvido de nuestra esencia habla mal de nosotros...

(S. M.) –Es verdad, tenemos que reconocernos a nosotros mismos y en eso estamos desde el comienzo de la democracia, en una marcha lenta e imperfecta pero necesaria. Estamos muy confundidos en varios aspectos, tenemos metida en la cabeza esa historia de que somos o lo más de lo más o la última mierda, cuando en realidad no somos ninguna de las dos cosas. Por eso pienso que la música nos describe para ayudarnos a saber quiénes somos.

"No tengo ganas de volver a actuar. Estoy con la música en el alma" (Marilina); "Cuando toco la guitarra soy la persona más feliz del mundo" (Sandra)

Dejando la música y la situación de los argentinos de lado, la charla pasa al plano actoral y Marilina sorprende al asegurar sentirse alejada de esa rama del arte. “No tengo ganas de volver a actuar y mucho menos ahora, que estoy con la música metida en el alma. Lo que estoy haciendo me gusta mucho más que la actuación”.

-¿En cuál de las dos actividades pensás que dejaste más huellas?

(M. R.) –Tal vez haya dejado un poco más en la actuación, pero no quiero responder a las huellas dejadas. Me interesa ser feliz porque ése es el objetivo de todo ser humano. Cuando descubrís que te hace feliz determinada cosa y podés vivir de ella, no hay nada mejor.

-¿Hoy en día la música te genera inspiración?

(M. R.) –Sí, pero las cosas que me inspiran del mundo actual no son aptas para todo público. Éste es un momento muy difícil y la guerra que estamos viviendo no ayuda en nada. Se viven cosas muy duras, pienso que se debería juzgar a los responsables de todo lo que pasa, pero sin masacrarlos.

-¿De la política argentina qué opinás?

(M. R.) – Que es compatible con la música. Qué sería de la política sin el arte y qué sería del arte sin la política.

-¿Lo decís por la actividad de Piero junto a Duhalde en el justicialismo?

(M. R.) –Dejémoslo ahí...

-En tu familia, Sandra, ¿estos temas son moneda corriente porque viven la actualidad de una manera muy cercana?

(S. M.) –Es cierto, muchas veces nos colgamos a hablar de las cosas que pasan y cada uno da su opinión.

-¿Cómo se puso tu mamá cuando se enteró de este espectáculo junto a Marilina?

(S. M.) –La noté muy contenta. Somos amigotas, nos llevamos muy bien y ambas compartimos las buenas noticias.

-¿La relación con César (Mascetti) qué tal es?

(S. M.) –Excelente, es un tipo bárbaro y forma parte de la familia, más allá de que no tenga el “rótulo” de padre. Es una persona con la cual tengo muchas cosas en común y a quien quiero y respeto mucho.

-Para terminar, hablando de la música, ¿el lugar es el indicado y el sueño está cerca de hacerse realidad?

(M. R.) –El Maipo es excelente porque nos permite movernos sobre el escenario de la manera que nosotras queremos. Nos sentimos más que cómodas.

(S. M.) –Y el sueño está en marcha. El futuro depende de nosotras y del público que nos está viniendo a ver.


Desde el rinconcito, esta nota la compartió Christian.

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