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Pasando de un trapecio a otro

20 de agosto de 1987 – Revista Cantarock N° 86 – Año 5

Marilina Ross

Pasando de un trapecio a otro

A pesar de su franqueza y sinceridad, durante los reportajes Marilina Ross lleva sus palabras por carriles conocidos y respuestas casi preparadas, como ocurrió esta vez al mencionar el fracaso del proyecto del año pasado con Dora, la computadora. Sólo por momentos muy fugaces dejó de lado el recurso de la sonrisa cómplice y al echar la cabeza para atrás con una carcajada para cambiar de tema. Pasemos, entonces a la nota, donde se habló de otras cosas además de su último disco, “Mis hijos naturales”.



Por: MARCELO FERNÁNDEZ BITAR

En la última nota que hicimos, comentabas entusiasmada que el show con Emilio Kauderer y Dora te permitía hacer muchos recitales por todo el país porque era algo fácil de trasladar, ¿qué pasó con eso?

Perdí como en la guerra. En aquel desafío me ganó la computadora, porque la gente nunca me perdonó lo que siempre dije que era apenas “un desliz computado”. Muchos ni se enteraron de la propuesta porque no quisieron ir a verlo; fue como decirme “No queremos esto”. De todas formas, para mí no era el camino a seguir, nunca lo encaré como un espectáculo a largo plazo. Además, después de un rato también dejó de divertirme.

¿Y qué hiciste después, te tomaste un descanso…?

Paré una vez más y compuse los temas que faltaban para completar el disco. Luego fui a hablar con las grabadoras que me querían contratar, porque yo no renové con CBS. Después me uní a Ángel Mahler para la grabación. Conocía como trabajaba porque ya había arreglado temas míos para Sandra Mihanovich; y cuando vi una cosa que hizo para la introducción del Ópera de Sandra, me entusiasmé. Como toca temas de comedias musicales, conoce de climas teatrales, que es lo que yo quiero hacer y que nunca había podido hacer antes. Y bueno, eso me encantó, así que nos encontramos y fue como un romance. Nos embalamos con este disco.

Trabajar junto a Ángel fue distinto a ensayar los temas con un grupo. Incluso hubo temas que grabé antes que se perjudicaron por nuestros arreglos. Ahora lo sé. Y con otros arregladores que había conocido, me daba cuenta que no nos entendíamos.

En el disco hay muchos teclados, pero no aplicados como para música pop sino más bien de forma sinfónica, orquestal.

Sí, por ahí lo que más me copa es lo sinfónico, juntar la cosa clásica con el rock. Yo no soy roquera, sino más bien baladista, y en este disco se utilizó realmente lo que pedía cada tema, sean teclados, un saxo de verdad, o lo que sea. Para un tema necesitábamos ruido de gente, así que fuimos al bar de la esquina de ION y grabamos el ruido ambiente. También hay sonidos de lluvias y tormentas. Otra cosa que hicimos, y que según los técnicos fue algo que nunca habían hecho antes, fue que yo les pedí que me deformaran la voz. Buscamos la ecualización perfecta, y en lugar de usarla a lo largo de todo el álbum, la variábamos de acuerdo al tema. Una canción con cámara al mango, otra llena de graves, otra sin cámara, todo al servicio de la obra en su totalidad. Y aunque haya acordes complicados y un sonido de batería bien adelante, lo que más importó fue el haberme encontrado con un músico como Ángel, que primero presta atención a lo que se está contando y recién después va el acorde con novena disminuida. Los arreglos surgieron de los temas en sí.

En un tema hay un solo de guitarra del Negro García López, ¿cómo apareció ahí?

Fue una decisión de Ángel. Todos los músicos invitados fueron responsabilidad de Ángel. Cuando vino el Negro, le conté la letra, escuchó la base y se volvió loco, lo grabó enseguida. Toda la grabación del LP fue una gozada, en serio. ¡Hasta nos abrazamos con los técnicos! El tercer día vino uno de ellos y me abrazó, diciendo que me quería mucho. ¡Y era el técnico del estudio, no uno que yo había contratado especialmente! Todo fue una fiesta y se hizo rapidísimo, y no porque se hiciera rápido y mal, sino que se terminó pronto. Yo estoy muy contenta con este disco, creo que es el mejor trabajo de todos.

¿Cómo elegiste los temas, usaste los del show con Dora?

Se hicieron arreglos nuevos de los temas que había hecho junto a Emilio Kauderer y la computadora, que eran “Así no”, “Mis hijos naturales” y “Este amor, mi amor”.

El rock que tiene el solo del Negro es “Basurero nuclear”, ¿cómo salió?

Ese tema es una ironía. Dice que “Estamos encantados de tener un basurero nuclear”. Salió porque estaba indignada con ese asunto; apenas escuché la noticia me pareció un delirio y me indigné mucho. Luego lo encaré desde la broma.
El otro día me enteré que ya es una especie de himno en Comodoro Rivadavia, que está en la zona del basurero nuclear. La gente que manifiesta en contra lo usa durante las manifestaciones, así que es útil. Quiero que lo que haga le sirva a los demás.

¿Y cómo surgió la idea de que las canciones son tus hijos naturales?

Ese es un tema del año pasado, un poco a partir de ver que eso me había quedado en el tintero y que nunca lo había podido realizar. Fue la toma de conciencia que tengo hijos que me han ido apareciendo por ahí, y que los sigo teniendo aunque en este momento no estén al lado mío. Es eso: mis canciones son mis hijos naturales, dentro de mí hay canciones por parir. Y en la tapa del disco hay un dibujito que muestra el romance entre un lápiz y una corchea.

¿Ese tipo de conceptos te salen reflexionando a solas, charlando con gente o cómo? ¿Sos carne de diván, por ejemplo?

Generalmente sale cuando estoy sola. No soy carne de diván, aunque no sé si en este momento no me vendría nada mal…

¿Por qué?

Porque estoy pasando por una crisis gorda y en una de esas pido socorro. Estoy atravesando un momento de crisis personal. Estoy cruzando grandes aguas; ya dejé atrás una costa y voy camino a la otra, pero me encuentro exactamente en la mitad. Estoy en el aire, pasando de un trapecio a otro.

¿Y cómo te incide eso en esta época de presentar el disco y todo eso?

Es cuestión de salir airosa, nomás. Sé que es necesario morir para renacer y creo que estoy empezando a renacer. Pero también tuve que pasar por los infiernos.

¿Nunca te tentó la idea de hacer una obra conceptual?

Sí, se me ocurrió antes, pero no sé si me da el cuero. Es una buena idea. Es más, Baglioni lo ha hecho, hacer todos temas distintos que cuenten la misma historia, tipo Roger Waters. Voy a hacer el esfuerzo para el próximo disco… a ver si puedo contar una historia larga.

Pero en general los temas son como que me los dictan; se abre el canal de la conexión y las canciones empiezan a aparecer mágicamente. Si me propongo escribir un tema, no me sale. Es una cosa que aparece de golpe. Tengo la impresión que es algo muy mágico, como una especie de antena que recibe y transmite. Y tiene que ser en el silencio y la paz más grandes. Me pasa lo mismo con las traducciones de temas de compositores italianos: por ejemplo con “Emociones” probé traducirla varias veces y siempre me trababa en una palabra y no podía seguir, hasta que el año pasado pude.

Yo tengo un poco la herencia de esos compositores italianos, donde cada canción es como una película, con principio, desarrollo y fin. Una historia contada también musicalmente.

Entonces te debe atraer la idea de hacer video-clips…

No hay otra cosa que me tiente y no tengo ganas de hacer otra cosa que eso. Pero no un video-clip, sino como hice en 1975: un especial de televisión con todas las cancones del disco, utilizando la parte mía de actriz y haciendo de todos los personajes de mis canciones. Ahora estoy buscando desesperadamente a alguien que me ayude a hacerlo, incluso fui a ver a Goar Mestre, mi antiguo patrón en Canal 13, pero me dijo que no es redituable. Pero lo voy a hacer, aunque sea con dos mangos y en vivo. ¡Hasta tengo algunos guiones ya escritos!

Últimamente dieron varias películas tuyas, españolas. ¿Cómo las ves actualmente?

(Gesto de disgusto) No decía lo que yo quería. Era como un trabajo de oficina. ¿Qué tiene que ver conmigo un problema de una locutora de Vigo, donde encima tengo que adoptar acento español? Hace poco vi en video la película “Birdy, alas de libertad” y me pareció que lo que quiero anda por ahí. Hablar del ser humano, con este fin de una era que nos toca vivir, y en el comienzo de otra. Estamos en la mitad de una crisis de la cual caemos o renacemos. Eso es lo que me importa, y por eso no me enganché en películas, ¡si hasta me llamó dos veces Pino Solanas para hacer “El exilio de Gardel” y le dije que no porque tenía un show y prefería cantar antes que ir a París a filmar! No me calienta hablar del pasado o hacer una película exitosa. Para el ser humano “viejo” el objetivo es la fama, el dinero, la trascendencia, el poder… y yo soy de Acuario, de la era que está entrando. El tema “Así no” habla un poco de todo eso.

Lo que un libro llamó “La conspiración de Acuario”…

Exacto. Me siento totalmente expresada en ese libro. Me siento una conspiradora, y aclaremos que para Marilyn Ferguson el término “conspirar” quiere decir “respirar juntos, unirse”. Estoy leyendo ese libro en estos días.

¿Ese tipo de lecturas te ayudan para componer?

Totalmente. Un libro que me inspiró para el tema “Somos algo más” fue “Los grandes iniciados”, un libro del mil ochocientos y tanto, que por ejemplo habla acerca de Pitágoras, que aparte del Teorema que dan en la escuela fue un tipo que formó una escuela para adultos, en Grecia, donde se valoraba la amistad y se enseñaba a ser mejores personas. Hay que estar abierto a inventar algo nuevo porque sabemos que lo que está no sirve. Hay que estar alerta e inventar. En el ’68 se dijo “La imaginación al poder” y eso no terminó ahí, sino que recién empezó. No hay que atender a lo conocido ni buscar una respuesta en un libro acerca de qué hay que hacer porque eso es viejo. Lo nuevo es algo absolutamente desconocido.

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