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Voy al analista para entenderme


Su vida profesional marcha bien, pero la amorosa "es un caos". Por eso, Marilina Ross no abandona la terapia y sigue haciéndose preguntas. De Emilio Alfaro y Jorge Martínez le quedaron "muy buenos recuerdos".


Llega casi puntualmente, entra el auto a la cochera y pasa a un cuarto repleto de instrumentos musicales. Ya en el comedor de su casa de Palermo Viejo, Marilina Ross empieza la charla mencionando, precisamente, detalles relacionados con la próxima presentación. Es que, como ella misma dice, su antigua pasión por el canto la acompaña desde siempre. “Haré un espectáculo en el que habrá poesías, escenas, frases y recrearé algunos personajes. Todo en base al amor”, argumenta entusiasmada.

A pesar de tan rotunda afirmación, enseguida explica que en el transcurso del show se cuestiona “si es amor lo que llamamos amor y, entonces, buscando respuestas, apelo a poetas como Violeta Parra, a grandes canciones, a mis canciones, a varios recursos, en fin, hasta a mis ‘rayes’, porque así se llama ‘De amor y de locuras’”, afirma, definiendo el espectáculo que el 19 y el 20 ofrecerá en el teatro Ópera. Acompañada por sus guitarristas –Pablo Giangrante y Sergio Pérez-, Marilina hilará la historia en un espacio escénico a cargo de Mireya Baglietto. “Va a haber dos proyectores computarizados, elementos de magia y artistas invitados que sólo se sabrá quiénes una vez allí”.

-Mirando tu vida para atrás, ¿estás conforme con todo lo que hiciste?

-Hasta aquí he cumplido con mi destino, no tengo de qué quejarme, y sigo eligiéndolo, estoy haciendo lo que quiero porque, felizmente, la gente me responde. Si no, no sería posible seguir con mis canciones.

-¿Cómo ves ahora tu época de actriz?

-¡La veo tan lejana! Lo último que hice aquí fue en el año ’80, “Boda blanca”, y en España, bueno, todo el tiempo. Desde entonces no actué más. No sé si volveré a hacerlo, sé que no tengo las ganas de retomar ese camino. En realidad, siempre quise hacer esto, así soy feliz.

-¿Y qué porcentaje de felicidad y de infelicidad te dio tu vida amorosa?

(No duda un minuto, y se ríe) –El porcentaje es un caos. Mi vida amorosa es un verdadero caos. Por eso sigo yendo al analista. Mi vida profesional, en cambio, está muy bien resuelta, pero siempre hay que pagar un precio, parece, ¿no? Y en mi caso es que no sé vivir bien con mi vida personal. A veces pienso que puede ser el destino, pero el error está en mí, evidentemente. No es posible echarle más la culpa al afuera (vuelve a reír). ¡Debo tener alguna neurona atravesada!

-De las nuevas generaciones de actrices y actores, ¿alguno te interesa?

(Piensa largo rato)-No, la verdad que no. De otra generación, Norma Aleandro sigue siendo, para mí, una de las mejores. Y no sólo como actriz, la admiro también como ser humano. Ella es mi amiga.

-¿Cuál es la propuesta de cambio que actualmente te convence?

-Me encuentro hoy que la salida viene de adentro, no desde los demás, de la sociedad o de los Estados. Y en la medida en que yo sea mejor, y vos lo seas, mis hijos, los vecinos sean mejores, todo crecerá, y cuando esa gente llegue a gobernante, seremos mejores como países y como planeta. No quiero que nadie me resuelva los problemas.

-¿Sentís que podés ser una grande en tu etapa musical? ¿Suponés que tu música va a estar presente en el futuro?

-No soy una música de abrir nuevos caminos, no pasa por allí. Para mí, la música es un envoltorio para llegar a decir lo que quiero, mis canciones se basan más en lo que digo y no en el cómo. Pero no creo que mi música sea nada extraordinario. Además, a mí ya me conforma ampliamente la cantidad de gente que me agradece haberla ayudado y acompañado en momentos difíciles. Para mí, trascender es que chicos autistas hayan salido de su encierro con una parte de un texto mío: “Pánico porque me rechazaras”.

-¿Qué público te escucha?

-Hay de todo, esto es lo maravilloso. Básicamente jóvenes, y hay chicos y ancianos.

-Además de al analista, ¿a qué recurriste en momentos de dolor? ¿Bebiste alcohol? ¿Consumiste drogas?

-No, en absoluto. Lo que me ayudó fue toda una búsqueda espiritual. Y al dolor le debo agradecer que me permitió hallar ese camino.


El 19 y el 20, Marilina presentará su nuevo espectáculo en el Ópera.


-¿Creés en Dios?

-En Dios y en todas las religiones que acepto sin excepciones.

-Todas estas “convenciones” que se ven hoy en el mundo, y tanto en el ambiente artístico, ¿a qué se deben?

-No es casual. La Nueva Era marca un cambio muy grande, y éstos son pequeños síntomas que aparecen y que crecerán cada vez más.

-La espiritualidad, ¿no se codea con un consumismo enorme?

-Sí, pero es el último manotón.

-¿Cómo evaluás la Argentina actual?

-No me gusta mucho como está. Parece que todo el esfuerzo estuviese puesto en lo económico, y el ser humano es algo más que un plato de comida, como dice Eladia (Blázquez). Y encima, hay muchos sectores que no tienen un plato de comida. Debemos agradecer cierto pasar, pero en realidad, me parece que estamos haciendo la “plancha” en medio del maremoto.

-¿Considerás que es posible competir con Michael Jackson y con Madonna, en cuanto a nivel técnico? ¿Los cantantes argentinos pueden hacerlo?

(Se ríe) –Sí... con la honda, mientras ellos están con misiles.

-¿Por qué se sabe tan poco de vos?

-Porque no soy de dar muchos reportajes, salvo cuando preparo algo y tengo algo que decir. Hablar por hablar no me gusta.

-¿Creés en el amor eterno?

-En el amor universal como ley fundamental, básica, sí. Y si te referís al amor duradero de pareja, bueno, ya te dije que no soy la más indicada para opinar sobre eso.

-¿Cuál es tu mirada sobre Menem?

-Te diría que es como el desconcierto. Pienso que económicamente, la estabilidad es un mérito.

-Fuiste peronista y sufriste por eso. ¿Perdonaste a los militares?

-No sé si perdonarlos... Una de las cosas que me desconcertó de Menem fue el indulto, por ejemplo. Cuando se cometen ese tipo de actos, hay que pagarlos. Si no, es el vale todo. Yo, personalmente, casi tendría que agradecerles porque mis cambios se dieron en el dolor del exilio. Pero perdonarlos, no sé. En todo caso si me lo pidieran, y ellos no piden perdón. Así que creo que el perdón no cabe. Aunque con arrepentimiento... Cristo decía que quien esté libre de culpa que tire la primera piedra.

-¿Qué te dejaron los hombres de tu vida?

-Me han dejado muchísimas cosas, mucho aprendizaje. Con Emilio (Alfaro) tenemos hoy una excelente relación, sabemos que contamos el uno con el otro. Con Jorge (Martínez) no nos hemos visto más, y me sorprendió muy gratamente leer en un reportaje que él tiene un recuerdo muy lindo de mí, y como no nos hemos encontrado jamás, aprovecho para devolverle lo que dijo: guardo mi agradecimiento, guardo también muy buen recuerdo de él.


Desde el rinconcito, esta nota la compartió Christian.

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