/* Profile ----------------------------------------------- */ .profile-img { float: left; margin-top: 0; margin-right: 5px; margin-bottom: 5px; margin-left: 0; padding: 4px; border: 1px solid #6728B2; } .profile-data { margin:0; text-transform:uppercase; letter-spacing:.1em; font: normal normal 83% Verdana, sans-serif; color: #af99dd; font-weight: bold; line-height: 1.6em; } .profile-datablock { margin:.5em 0 .5em; } .profile-textblock { margin: 0.5em 0; line-height: 1.6em; } .profile-link { font: normal normal 83% Verdana, sans-serif; text-transform: uppercase; letter-spacing: .1em; } /* Footer ----------------------------------------------- */ #footer { width:660px; clear:both; margin:0 auto; padding-top:15px; line-height: 1.6em; text-transform:uppercase; letter-spacing:.1em; text-align: center; } -->




Mis canales de YouTube

El tiempo de los carozos

El tiempo de los carozos



"¿Todo tiempo pasado fue mejor?" Así pregunta Marilina Ross, que canta e interpreta varios números del Café.



En la posguerra de la Primera Guerra Mundial, en un sótano de Munich, la gente se apretujaba para escuchar a un joven desnutrido, de mirada pícara, que acompañado de una guitarra cantaba sus propias canciones mordaces sobre la suerte de los soldados en el frente. Con el tiempo, Bertolt Brecht -que así se llamaba el muchacho- devino en el célebre autor de teatro y poeta que todos conocemos; su paso por los "cabarets literarios" puede rastrearse fácilmente en sus obras; influencia que tanto él como otros autores -el caso del suizo Friedrich Durrenmatt, por ejemplo- jamás negaron, sino que subrayaron con interés. La proliferación de los "cabarets literarios" originó, incluso, un estilo teatral; obras como The dogbeneath the skin -"El perro bajo la piel"-; del poeta inglés Auden, escrita también en la posguerra, incluyen una escena en uno de estos lugares, donde un animador, frente a un público entusiasta, destruye a cuchilladas un Rembrandt original y es aplaudido fervorosamente con el profundo significado que el hecho implica. Hoy día, París, Londres, Berlín, Nueva York, tienen muchos "cabarets literarios", donde sucesivos sketches sirven para poner a prueba el ingenio y transcribir, en forma sintética, audaz, divertida, llena de sobreentendidos, un problema común a todos. Es decir, se establece una complicidad entre actores y público, donde ambas partes son elementos activos del espectáculo.



Comer es absurdo, sobre todo cuando, en el sketch, Federico Luppi no se da por enterado de que está en un restaurante.


"CORISTAS QUE LEEN A KANT"

Cuando un grupo de actores nuestros decidió intentar la experiencia en Buenos Aires, se trató de precisar una definición para nuestro ambiente. "Me hace pensar en coristas que están leyendo un Kant", dijo el actor Juan Pablo Boyadjián. Y la imagen feliz sirve para describir al espíritu porteño, lo que puede ser una mezcla de ingredientes de los que resulte una picardía literaria. El tiempo de los carozos (un verso de un poema de Jacques Prévert) sirve de título al espectáculo que inaugura, de paso, la casona de Viamonte 1352, con sus amplios jardines al fondo, y que promete convertirse en un centro cultural porteño. "¿Fue todo tiempo pasado mejor?". Este es el título de una de las canciones que entona Marilina Ross, con letra de Paco Urondo, y que da motivo a la primera parte del espectáculo, integrada por un prólogo de Carlos del Peral: Trágico a pesar suyo, desopilante drama de la vida cotidiana de Anton Chéjov, y Una historia de amor, adaptación del "Diario de un seductor", de Soren Kierkegaard, interpretada por la propia Marilina Ross y Federico Luppi. La segunda parte, que ironiza sobre nuestro castigado "tiempo presente", se inicia con Los Krupp, cuyo tema son los cañones, y no precisamente los de chocolate; continúa con El pie, tragedia de un actor frustrado -personificado por Carlos Moreno-, que finalmente encuentra la gloria por virtud de una condición particularísima de su "phisique du rol", y, luego de dos números breves, finaliza con George, de Anthony West, interpretada por Flora Steinberg y Carlos Gandolfo, pareja en la que el marido, mientras contemplan televisión -como lo hacen desde hace años- sufre un curioso proceso de "petrificación". Excepto la obra de Chéjov, que montó Gandolfo, la dirección general del espectáculo está a cargo de Augusto Fernandes. El vestuario es de Arturo Vera, y los decorados del propio Gandolfo.



El Pie. Un monólogo interpretado por Carlos Moreno sobre la tragedia de un actor frustrado a quien la suerte sonríe debido a una condición particularísima de su "Phisique du rol".



CAFE TEATRAL ESTUDIO

Bajo las órdenes de Carlos del Puerto se dan los últimos toques al "café teatral", el primero de esta índole con que contará la urbe porteña. La gente se sentará a mesitas -de estilo cuidadosamente elegido-, y por una consumición mínima podrá presenciar el espectáculo. Luego podrá quedarse a escuchar grabaciones. El espectáculo, que se iniciará todas las noches a las 22, tendrá una duración aproximada de una hora por parte, y habrá un largo intervalo.

"Queremos que la gente entre como en un café, tome, vea y participe del espectáculo, y pase un rato agradable", nos dice Carlos Gandolfo, que dirigirá el centro de estudios teatrales de la casona de la calle Viamonte. Porque sucede que el "café literario" será una parte de una organización general denominada "Café teatral Estudio", donde además habrá una escuela de arte integral para niños, que dirigirá Perla Prince, y una sección para jóvenes, que conducirá el profesor Ariel Bufano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario