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Marilina Ross: la actriz al servicio de la canción

1982

Marilina Ross: la actriz al servicio de la canción

El retorno de Marilina Ross a un escenario era esperado por muchos con real expectativa. Acaso porque en sus presentaciones en locales pequeños su interpretación desbordó en ternura y humanidad, el público que colmó el teatro Odeón -donde volverá a ofrecer su espectáculo "Soles" hoy, mañana y el domingo, a las 22- arribó con verdadero fervor.

Es probable que nadie haya salido defraudado con el show. Más aún, hubo la posibilidad de sorprenderse. Por la riqueza de la puesta en escena -debida a Susana Torres Molina-; por el ritmo casi cinematográfico del espectáculo, favorecido por la proyección de diapositivas y por una mesurada intención histriónica de la actriz; por la concepción general del show, en el que no se desdeñó el efecto lumínico ni la pureza del sonido.

Buen decir

Marilina Ross no es dueña de un caudal de voz importante ni su interpretación brilla por la generosidad de modulaciones o matices. Pero su canción está apoyada firmemente en su buen decir que, sin desaprovechar la riqueza melódica de algunos temas -"Puerto Pollensa", "Vos, yo, uno más uno", "Pasaje de ida"-, es lo suficientemente simple como para que el auditorio no se "distraiga" y acceda fácilmente al sustento poético de cada tema.

Los tres mencionados tal vez fueron, junto a "Danza", los mejores momentos del programa. Allí creció, humildemente, el canto tierno de Marilina, encontrando en algunas muy bellas imágenes y en la fe indeclinable en el amor y en el hombre su mejor fundamento.

Con arreglos musicales sencillos -algo convencionales en "Aquí y ahora"- y con un acompañamiento correcto, la intérprete fue construyendo su espectáculo con sensibilidad. Incluso llegó a conmover -probablemente al calor de la nostalgia de muchos- en su interpretación del monólogo de "La Raulito", acompañado por fotografías del filme. Allí también se nutrió el espectáculo: en la capacidad de juego de la actriz, en su buen humor, en su buen equilibrio para sólo ceder un par de veces a la sensiblería fácil.

Pero, sobre todo, en sus ganas de jugar. Y de cantar. Porque, como ella lo quiere en el tema que da título al long play que presentó, "aunque no lo veamos/el sol siempre está".

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