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Me sentía muy lejos de esta cultura actual

2000 – Diario Crónica, Suplemento Ahora


Ausente de los escenarios y del mercado discográfico durante años, reapareció Marilina Ross. Reconoce que “cuando la inspiración no viene no depende de mí” y además “no tenía ganas ni de participar”. Dice que a pesar de todo sigue teniendo esperanzas, “pero ya no espero nada de los políticos”. Su credibilidad está puesta en “el cambio del ser humano, en que todos los días cada persona sea un poquito mejor... Hay que aguantar todo lo que se pueda... A veces hay que tocar fondo para salir a flote”.


“Me sentía muy lejos de esta cultura actual”




Por: M. A. OTAMENDI
Fotos: M. MÁRQUEZ

Vive en una especie de casa de campo en el barrio de Palermo, cuyo principal lujo es la amplitud de un buen terreno de fondo. La construyó al promediar los ’80, época que a la distancia puede significar poco en la vida de cualquiera, pero no en la de Marilina Ross, porque aquéllos eran tiempos en los que volvía del exilio, del destierro, de la muerte en vida.

Y desde que se fue, o mejor dicho desde que “la fueron” los fascistas, ella nunca volvió a ser la misma. Ni aún cuando regresó. Y de haber sido una artista con incansables inquietudes, generadora de infinidad de proyectos actorales y musicales, pasó a tener un perfil extremadamente bajo. De “sótano” diríamos, sin por esto desmerecer a los pubs donde aceptó cantar durante estos años.



Hasta que por fin volvió a pisar un escenario grande y, a los tres recitales que dio en el teatro Avenida, debió agregar dos funciones más.

-¿Por qué no seguiste?

-Con los invitados que había (Osvaldo Miranda, Norma Aleandro, Alberto Migré, María Elena Walsh, Eladia Blázquez, Jorge Sobral...) no podía comprometerlos a que estuvieran toda una temporada conmigo haciendo esto. Dependí de su generosidad y no puedo pedirles más de lo que hicieron y que fue muchísimo.

También Marilina volvió a “salir a la calle” con su disco, “Más que un sueño”, en el que canta temas nuevos y sus clásicos más queridos por el público, y además tiene para estrenar (aún sin fecha precisa) dos películas: “Manekenk”, en la que interpreta al espíritu de una india, y“El fuego y el soñador”, poniéndose en la piel de su querida amiga y admirada actriz Bárbara Mujica.

-No tenés término medio: o te “borrás”del mundo o hacés de todo.

-Tampoco me ausenté por tanto tiempo: en el ’98 hice “Comunico milagros”, con Alejandro Doria en Canal 13, y después canté en recitales, pero más chiquitos; más “caseros” que éste que acabo de dar.


-Disculpame, pero hablás del ’98 y estamos a fines del 2000...

-Lo que pasa es que hice cosas que no me demandaran mucha energía porque necesitaba fuerzas para estar acá en mi casa, dedicada a un problema personal. Y tampoco tengo mucho nuevo: apenas hay cinco canciones inéditas en el último disco porque no se me está dando muy fácilmente la composición.

-¿Y eso a qué se debe?

-A que cuando la inspiración no viene, qué vas a hacer. No depende de mí.

-¿La desilusión puede ahuyentar a las musas?

-Sí, me sentí muy lejos de esta cultura actual. Siento que no encajo y tampoco tenía ganas de encajar ni de participar. Así que coincidió con el afuera hostil y la necesidad de estar un poco más para adentro, y me lo respeté.

-¿Qué es más doloroso: el exilio o vivir en esta realidad?

-El exilio es lo peor de todo. Para los griegos era la pena más terrible; más que la muerte. Lo más grave era el destierro y es así: no hay peor cosa que te pueda pasar.

-Pero durante tu exilio tal vez tenías esperanzas de algo, en cambio ahora...

-Tenía de todo: éxito, fama, dinero (me fue muy bien en esos años) y yo me quería morir. Ahí aprendí que nada de eso te da la felicidad, porque me moría y me iba a morir como Politti. Por eso volví en el ’80, todavía con Videla de presidente.

-¿Y ahora como ves la realidad argentina?

-Mi esperanza está puesta en el cambio del ser humano; en el que todos los días, cada persona sea un poquito mejor. Hay un ser humano viejo que poco a poco se va muriendo y que está dando los estertores. Y como le duele mucho perder el poder que tiene nos está haciendo la vida imposible. Pero se cae inexorablemente y viene algo nuevo, un cambio muy grande. Por eso hay que aguantar todo lo que se pueda. No sé si lo veré yo, pero sí estoy convencida de que lo verán las próximas generaciones.

-Lo mismo pensaban los jóvenes del ’60 y ’70, y cuando fueron grandes y ocuparon lugares de poder hicieron lo mismo que todos...

-O mucho peor, porque actualmente no hay valores que antes sí había. Ahora estamos peor; está más desencadenado el caos, pero ¡bienvenido, porque del caos saldrá la luz! No hay que temerle: es como cuando alguien está muy mal y tiene que tocar fondo para patear y salir a flote.


"El exilio es lo peor de todo. Para los griegos era la pena más terrible, más que la muerte. Ahí aprendí que éxito, fama y dinero no te dan la felicidad"

-En la Argentina permanentemente se dice que no podríamos estar peor y, sin embargo, siempre podemos...

-Bueno, bienvenido sea el estar peor y ojalá pase rápido, porque del caos saldrá la luz. Caos quiere decir cambio y esto no da para más. ¿A dónde vamos con todo puesto en el poder del dinero?

-¿Pero cuánto hace que escribiste “Adónde va la humanidad sobre escaleras mecánicas, a codazos y empujones, con la bomba de neutrones para defender la paz...”?

(Entre risas) –Lo que pasa es que esto lo vi un poquito antes, y como me lo sigo preguntando, es por eso que lo incluí en mi último disco.

-¿A qué le escribís ahora?

-Al amor, a lo que me pasa, a aprender de las caídas, a lo que me duele, a la esperanza, porque la sigo teniendo a pesar de todo. Pero no espero ya nada de los políticos. No, mi vida depende de mí y de los que están al lado y son como yo.

-¿Qué te cuestionás de tu época de militancia política? Por ejemplo, ¿creés que fuiste incrédula?

-No, al contrario, fui muy crédula y aposté. Hice lo que estaba a mi alcance; estuve un año con el padre Mugica en la Villa 31, me solidaricé con quien fuera necesario... Hice lo que pude en los ’70 para intentar ayudar un cambio. O sea que la viví y no estoy para nada arrepentida... Estuve en el viaje charter que trajo de regreso a Perón...

-¿Fuiste una “imberbe”? (N. De la R.: en alusión a la tarde que Perón echó a los Montoneros de la Plaza de Mayo).

-No, porque yo estaba en la plaza y me quedé; no me fui y entendí lo que él estaba diciendo.


"Menem me defraudó y me arrepiento de haberlo votado. Ya con el indulto ¡Puaj! (...) 'Chacho' tuvo la dignidad de salirse, es un idealista sin cabida en este mundo"

-Esa fue la fractura...

(Adelantándose) –Ya todo estaba muy infiltrado... La CIA estaba metida adentro, la Triple A también... Todo estaba perdido.

-¿Vos sos de las que dicen que el problema de Perón era su entorno?

-No; te diría que el problema de Perón fue el “extorno”; -la frase le hace soltar una carcajada, y agrega- el extorno metido en el entorno, porque el enemigo grande estaba en el norte, no acá. Y hoy, veinticinco años después, el estorbo sigue siendo el “extorno” que nos tiene agarrados de donde puede. Eso en el plano de dependencia a todo nivel: cultural, económico... Pero esto también se terminará, porque no puede haber futuro en una sociedad de consumo en la que nadie puede consumir nada porque no hay plata. ¿Quién va a comprar qué si no hay un mango? Entonces vamos a ver cuándo se cae, porque en algún momento se tendrá que caer.

-¿Menem te “defraudó”?

-Sí, fui muy defraudada y me arrepentí de haberlo votado. Ya con la primera medida del indulto... ¡Puja! Pero tampoco puedo creer que todos los gobernantes de nuestro país –desde que nací hasta ahora- hayan sido mala gente y unos “chorros”. No lo puedo creer... Alguna buena idea, alguna buena intención tienen que haber tenido, entonces lo que me planteo es que no hay espacio para eso.

-¿No hay espacio para ser un buen gobernante?

-Claro, porque cuando no acatás las órdenes de arriba te bajan. Te voltean con un golpe económico o con lo que sea, en cuanto no acates al FMI, al Banco Mundial y a los que tienen la manija y que quieren que el mundo baile al ritmo que ellos marcan. Y los que estamos endeudados dependemos, pero ellos mismos generaron esa dependencia. Todo está perfectamente pensado... Estamos perdidos –dice con una resignada sonrisa-, pero que se caiga lo antes posible.

"En los '70 hice lo que pude para ayudar al cambio. O sea que la viví y no estoy para nada arrepentida: estuve en el viaje charter que trajo de regreso a Perón"

-¿La Alianza también te defraudó?

-Pero tampoco pueden, tampoco los dejan... Hay intereses muy grandes que no se pueden revertir y “Chacho” Álvarez dijo: “Hasta acá llegué; no me como más sapos”. Por lo menos tuvo la dignidad de salirse: yo lo defiendo y me parece bien lo que hizo.

-¿A “Chacho” en qué partido lo pondrías? Fue justicialista, formó el Frepaso y la Alianza...

-Creo que “Chacho” es un idealista que no tiene cabida en este mundo. No hay lugar para él, como tampoco hay lugar para mí si todo está manejado por el poder del dinero, y en cuanto intentás otra cosa que no sea ésa te sabotean porque quedan en evidencia y te transformás en un enemigo.

-¿Quién es el que más se fortaleció con su renuncia a la vicepresidencia?

-Menem fue el más beneficiado: el menemismo –no el peronismo- hizo todo lo que estaba a su alcance para separar a la Alianza y ahora está contentísimo: “dividir para reinar” o como dijo el querido y viejo Martín Fierro: “Cuando los hermanos se pelean los devoran los de afuera”.

-¿Y qué esperás de los próximos tres años?

-Yo veo un poquito más allá y creo que este gran imperio necesita abarcar tanto porque se está hundiendo, como pasó con todos los imperios. Bueno, vamos a tener que esperar, porque nosotros dependemos de los otros.

-¿Pensás que quedan argentinos que aman a la Argentina?

-Sí, no tienen mucha prensa, pero todavía hay.

-Se compruebe o no, la gente está convencida de que en el Senado hubo coimas: ¿una sociedad puede funcionar en este marco de sospecha constante sobre la moralidad de sus gobernantes?

-Te diría que la coima es la anécdota y que lo que está sucediendo es más grave, porque es consecuencia de una pérdida de valores, donde nada vale. Eso es lo más grave que estamos viviendo, y a esto llegamos destruyendo la cultura. Ahí es donde comienza realmente el caos: lo primero que matan es la cultura.

-¿Cuándo comenzó este “asesinato”?

-En 1976 con el golpe militar.

-¿Y qué pasó cuando volvimos a la democracia?

-Se puso el plan económico en marcha, cuando todos estábamos callados, muertos o desaparecidos. Ése era el plan y lo llevaron a cabo a la perfección. Es esa pérdida de valores lo más grave que nos pasa, donde la vida no vale nada, donde la gente se encierra y hace cárceles de sus casas para cuidarse. Es un horror lo que estamos viviendo: todo tiene un precio y nada tiene valor. Pero yo no creo que tenga que ser así, y conservo mis valores y no transo. Por eso, al revés de la sociedad de consumo que me obliga a comprar y comprar, yo cada vez pretendo necesitar menos. ¿Y qué necesito?: la comida para León (su perro), la mía y todo el alimento del alma porque no me pueden faltar los libros, la música, los amigos, las charlas interesantes, los juegos, la familia, la gente querida. Eso para mí es la riqueza. Y necesitar cada vez menos me ayuda a no tener que transar, para ser fiel a mí misma.

En el amplio fondo de su casa de Palermo Viejo, Marilina suele jugar con su ovejero alemán, al que llama León.

-¿Viste la película de Leonardo Fabio sobre la historia del peronismo?

-Sí y me gustó muchísimo, hasta conmoverme, la primera parte; pero la segunda me quedé con ganas de más. Como que le faltó algo. De todas maneras, coincido con su visión del peronismo.

-En los ’70 los actores tenían un compromiso ético y moral, ¿qué diferencias encontrás con los actores de hoy?

-Las diferencias son abismales. Por ejemplo, ya no se ensaya... Toda esta facilidad tecnológica que hay es lamentable que no esté al servicio de alguien más elevado. Que los paquetes no sean solamente bellos por fuera gracias a sus bonitos envoltorios, sino que también tengan algo adentro.

-¿Mirás televisión?

-Lo que me interesa, nada más. Ya no uso el televisor de compañía como antes. Lo enciendo cuando quiero ver algo particular. Por ejemplo, “Vulnerables”, “Tiempo final”, o “Por ese palpitar”, que me parece fantástico. A veces pongo los noticieros y lo que no me pierdo nunca es “Holograma”, los miércoles por Canal (á).

-¿Hay actualmente espacio para que aparezca un grupo como aquel Clan Stivel?

-No, creo que no, porque ya es difícil que la gente se agrupe. Hay un gran “vedettismo” y la idea de grupo no se la bancan ni en la Alianza.

-Muchas de las actrices que hoy están de moda comenzaron siendo modelos. ¿Vos hubieses podido hacer una carrera así?

(Muerta de risa) –No, porque nunca tuve “con qué” ser modelo... Ni siquiera cuando era joven. No tengo los “atributos”, ni me los quiero poner (remata a carcajadas).

-Tenés muy buen humor.

-Sí, es fundamental para mí. Yo tengo una zona lúdica que no la puedo evitar ni en los peores momentos.


Desde el rinconcito, esta nota la compartió Christian.

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