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Mírenme a los ojos, estoy abierta en dos

1998 - Diario Perfil

"Mírenme a los ojos, estoy abierta en dos"

Para Marilina Ross el pasado es un tiempo que conjugaba militancia y arte.

Por: JUAN TRANSMONTE

"Tenía vocación de santa o domador, de actriz para jugar al llanto y al amor", decía Marilina Ross en Fotos mías, aquella vieja canción de su primer álbum, editado en 1975. Esa travesura del disco, que vino a caballo del hit novelero Quereme, tengo frío, fue el comienzo de una aventura que superó al berretín. Y un día la cantante dejó a la actriz en el arcón de los recuerdos.

Pasaron veintitrés años. Y una noche apareció, como en un pase de magia, en la pantalla de los televisores. Allí estaba su rostro pleno, luminoso. Algunos momentos merecen quedar registrados en un rincón del alma. Porque Marilina Ross, aquella de Yo soy porteño, La Nena, La tregua, Cosa juzgada, Piel naranja, La Raulito, empujada al destierro, se cansó de estar cansada. Las noticias que llegaron de España fueron ralas y las películas que filmó —una segunda parte de La Raulito, Al servicio de la mujer española— aquí estaban prohibidas por su sola presencia. Y de tanto cansarse se cansó de la actriz.

Cuando Marilina Ross regresó en 1981 lo hizo con una guitarra bajo el brazo. Se reencontró con su público cantando en el Teatro del Picadero, que también ardería poco después bajo las llamas de la intolerancia. Pasaron veintitrés años. El mismo Gené que escribía los libretos de Cosa juzgada le puso su firma a Comunico milagros y con la batuta de Alejandro Doria —quizá el mejor director de actores de la Argentina— se materializó el regreso de la actriz. Curiosamente, Rosa, su personaje, era una mujer que se empeñaba sin éxito en difundir buenas noticias de pequeños héroes anónimos.

"Comunico milagros", soltaba. Con la emoción estallando en los ojos brillosos decía: "Yo veo lo que hay atrás de las personas". Sin hablar, Marilina Ross parecía repetir el estribillo de aquella canción "Mírenme a los ojos, aquí estoy abierta en dos". El milagro que se comunica entonces es que una herida ha cerrado, la actriz desempolvó a la actriz herida y adormecida. El milagro se produjo por la vía de ese cuadrado azotado y maravilloso que es la tele. Desde algún lugar deben estar sonriendo David Stivel, el Negro Carella y Luis Politti, que se murió de tristeza en España.

La creación artística es un gesto de amor universal que derrota a las sombras y a los sombríos. Es la comunión de un segundo, el milagro. Este quedó registrado como una instantánea que dice tanto más de lo que parece. Marilina Ross puede agregar ahora una estrofa a Fotos mías, aquella vieja canción.


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