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Los milagros de Marilina

Domingo 23 de Agosto de 1998 - La Nación

Los milagros de Marilina

"Comunico milagros", primer programa especial del ciclo de unitarios con producción y dirección general de Alejandro Doria.

Libro: Juan Carlos Gené.
Con Marilina Ross, Vando Villamil, Raúl Rizzo, Mónica Villa, Tony Lestingi y elenco. En "El mundo del espectáculo", por Canal 13 .

Por: MARCELO STILETANO

"¿Sabés lo que es la vida? Las manos, el sol, parir hijos... Eso es la vida", le confiesa Rosa (Marilina Ross) a su esposo moribundo, mientras trata de abrir una luz de optimismo en medio de una existencia castigada por necesidades apremiantes.

En las marcas de su piel gastada, en la que todavía queda algún rasgo de juventud, asoman fantasmas como el desempleo, la falta de vivienda y la alimentación escasa, mientras vive apiñada con sus muchos hijos en una casa usurpada.

Junto a ella, un grupo de personas en la misma situación y bajo el mismo techo precario trata de sobrellevar la dureza cotidiana con alguna dignidad y frente a la amenazante presencia policial, siempre dispuesta a cobrar viejas cuentas que nunca quedarán definitivamente saldadas.

Sólo el contacto con una mujer en apariencia desequilibrada (Mónica Villa) abre una salida a la existencia de una mujer que parece condenada a la adversidad permanente. Elige "comunicar milagros", dar a conocer sus pequeñas victorias a través de hojas manuscritas como manifiestos de resistencia candorosa, sin violencia.

El talento de Alejandro Doria aparece en el cuidado formal que pone para instalar la historia en los interiores y exteriores más adecuados, en la exacta marcación de los actores y en la tensión dramática que ilustra la vida de este grupo de personajes abandonados a la buena de Dios.

Pero todo esto dura poco, algo más de media hora. El problema surge después, cuando Rosa convierte su dura lucha por la vida en un pastiche en el que conviven, en la transformación del personaje principal, elementales referencias a lo políticamente correcto, frases emocionales y de impacto directo sobre la injusticia social y un par de innecesarios toques de realismo mágico.

Sin decidirse por la ficción testimonial o el retrato psicológico de un grupo de personajes resignados a vivir sumergidos, la trama, poco a poco, va siendo invadida por el tedio y las incongruencias. ¿Cómo explicar, por ejemplo, la ingenua forma en que Rosa es despedida de su trabajo en la cocina de un restaurante, después de que había luchado con uñas y dientes para evitar que uno de sus hijos perdiera su empleo? ¿Es posible que tan rápidamente desaparezca algo tan fuertemente descripto antes como el instinto maternal? Hay, en definitiva, un poco comprensible tránsito que va de la intensidad del comienzo a un final ingenuo y endeble.

"Comunico milagros" no quedará en el recuerdo. Quien sí lo hará es Marilina Ross, que entrega un retrato conmovedor, intenso y lleno de matices de su personaje. Es, lejos, lo mejor de una propuesta prolija, pero incapaz de sostener el interés.

Fuente: La Nación

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