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Un álbum con fotos, un fresco profesional

Martes 23 de mayo de 1989 - El Heraldo de Buenos Aires

Un álbum con fotos, un fresco profesional

INTIMIDAD y calidez se anteponen a lo descollante

De Marilina Ross, personal cantante

Por: PATRICIA BARRAL

Un viejo arcón y telas de araña. Casi imposible intuir el escenario de otra manera. Un arcón del cual fueron saliendo tapas de discos, recuerdos de teleteatros y películas, historias (entrecortadas por viajes a España que en el ´76 no eligió muy libremente), nombres como La Raulito, canciones. En medio de un ámbito de intimidad y calidez, lo más parecido a cuando alguien mira un álbum de fotos. Casi en silencio. Por eso no podía haber muchos músicos en el escenario. Por eso sólo estuve acompañada por el buen tecladista y arreglador, Ángel Mahler, y por su guitarra acústica.

Marilina Ross quiso hacer un racconto de sus 25 años con la canción y en el marco del Ciclo de los Grandes del Teatro Coliseo, el sábado, encontró un lugar. En el ´84 -pero en televisión- había hecho algo parecido para iniciar el ciclo de Badía y Cía.: contar su historia a través de las canciones, que también son historias. El sábado la recorrió desde aquel primer simple -desconocido prácticamente para casi todo el heterogéneo público- grabado en 1966: Qué será de mí, hasta su último trabajo, Conectándome, aún no editado. De cada uno de los cincos discos eligió lo que consideró mejor y más representativo.

Marilina no es una gran cantante ni una compositora descollante. Marilina es una intérprete con personalidad que -como pocos lo hacen- tiene la necesidad permanente de decir que se debe hacer algo por el ser humano nuevo. Lo hace como puede, como le sale. Pero no escapa a cuestiones comerciales que empastan su trabajo. Lo acústico le sienta mejor, sin embargo muchas de sus últimas canciones están saturadas de arreglos y sabores dulzones.

No es casual que las canciones más celebradas sigan siendo "las de antes", desde Fotos mías o Quereme (tengo frío) hasta Como mis padres o Soles (del disco del mismo nombre, su mejor trabajo hasta el momento). Las que vinieron después perdieron cierta belleza poética, pero aún así, lograron mantener profundidad y una idea: es urgente un cambio de conciencia en el hombre para que el mundo no termine hecho trizas.

Cruzando las grandes aguas, Basurero nuclear, Mis hijos naturales y Con el agua en la boca, también pasaron entre una fundamental pero no bien manejada iluminación (a pesar de ello, los climas estuvieron creados).

Marilina también presentó algunos de sus temas nuevos: Eungenio, Salvador Dalí (de un compositor español. Bellísimo), En este mismo momento, Adictos (a la TV), Un inocente juego y Conectándome. Como cuando alguien mira un álbum de fotos. Casi en silencio. Como cuando después lo cierra y hay nuevas imágenes y sensaciones reales que suceden en ese mismo momento. Así revisó Marilina 25 años de historias y canciones.

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