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Marilina Ross y los climas para el amor

21 de noviembre de 1993 - La Nación

Marilina Ross y los climas para el amor


"De amor y de locuras": recitales de la cantante, versificadora y compositora Marilina Ross, basado en el disco homónimo de reciente lanzamiento, acompañada por Pablo Giangrante en teclados, y Sergio Pérez en guitarra. Artista invitado: Federico Díaz Alberdi. Puesta de luces: Marilina Ross y Leonardo Zarrabeitía. Sonido de José Alberto Mesía. Espacio escénico: Mireya Baglietto y Juan Carlos Lasser. Efectos especiales: Trentuno. Guión, producción artística, dirección y producción general: Marilina Ross. En el teatro Opera.

Marilina, eterna adolescente


Por: RENÉ VARGAS VERA
Foto: FRANCISCO PIZARRO

La foto de Marilina Ross iluminada por la animación computadorizada de Ramón Díaz y Sebastián Arias precede el espectáculo. Y la función comienza con chistidos, grititos y otras exclamaciones con los que Marilina logra la primera respuesta mimética del público fiel que la esperó ansioso en la semipenumbra de la sala.

Marilina juega después con su propia figura y luego canta detrás de la misma pantalla que proyecta su sombra, hasta que aparece, toda de blanco, con la misma sonrisa de eterna adolescente, cuando brillan todas las luces.

En ese momento se puede apreciar la insólita y original escenografía plasmada por la inspirada Mireya Baglietto: un ancho ámbito para la libertad histriónica de Marilina Ross.

Transiciones

El juego que propone Marilina para hablar y cantar de amores y locuras, consiste en transitar desde el acercamiento hasta el distanciamiento teatral como si estuviese en uno de los ensayos previos a la función. Así se la ve saludar y dialogar con el público desde el proscenio antes de acometer con "Otra vez", la canción de B.B. Muñoz, un prototipo de canción light aquí elegidas.

A partir de esta instancia Marilina aprovecha la escenografía de rampas, escaleritas y tules, para deambular con sus canciones. El telón de fondo, con nubes en movimiento es otro de los ya clásicos atractivos con los que la cantautora atrapa a su legión de admiradores, mujeres en su mayoría, a juzgar por los repetidos gritos de "diosa" a lo largo del recital.

Eufemismos y verdades

Las caras del amor tienen que ver con los desvaríos que dicta el apasionamiento y con la muerte de los sentimientos. En medio de ellos caben todas las necesidades del afecto, las declaraciones y los secretos, las intensidades y los recelos, las pasionales demandas, las promesas, los desengaños, las falacias, los compromisos, los reproches, el agotamiento y la liquidación del amor.

Marilina no se ha propuesto ofrecer una radiografía del amor. Ella se conforma, simplemente, con trazar pinceladas suaves, a veces incoloras, casi siempre eufemísticas, donde no aparecen las locuras.

Entre definiciones más o menos certeras (u ocurrentes) de gente conocida y aquel tipo de canciones light, cabe un sabroso soneto de Quevedo, que juega ingeniosamente con los contrastes del amor. Marilina lo recita con gracia, pero hay un prototipo de público, adicto a esos eufemismos, que rechaza estas sutilezas de la inteligencia poética del gran español y en un ataque de frivolidad le contesta a los gritos a Marilina que esa poesía de Quevedo es incongruente.

A conquistar

La pequeña voz de Marilina sabe frasear mejor que muchas cantantes de garganta privilegiada. Por eso es un placer escucharla cantar "Volver a los diecisiete", de Violeta Parra, "Qué vachaché", de Enrique Santos Discépolo y "Balada para un loco", de Piazzolla-Ferrer.

Entre ellas caben sus canciones de las telenovelas, un sketch con el cantante Federico Díaz Alberdi, el bien actuado mensaje testimonial de Discépolo oficiando de viejita jubilada. Todo esto mientras la acompañan sin estridencias y con algunas buenas ideas la guitarra de Sergio Pérez y los teclados de Pablo Giangrante.


Muchas Gracias Silvina por tipear esta nota

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